Aquí se pueden
admirar los mejores ejemplos de estelas
de Aksum, junto con otros tres impresionantes monumentos subterráneos: El complejo funerario conocido como Nafas Mawcha,
con su gigantesca losa de techo de piedra, la tumba de los arcos de ladrillo
(Tomb of the Brick Arches) y la tumba de
la puerta falsa (Tomb of the false door). De
todo esto iré comentando en nuevas entradas.
El parque fue
creado a principios de 1960, como una iniciativa del gobernador del Tigray, Ras
Mangasha Seyum. El terreno fue despejado de viviendas y se pusieron en
pie unas cuantas estelas. El área está
situada en la parte norte de la ciudad, al norte de la catedral y se extiende a
lo largo de un valle creado por el pequeño torrente Mai Hejja entre las
montañas Beta Giyorgis al noroeste y Mai Qoho al este. De
hecho podemos hablar más de dos parques que de uno. El parque del Sur es el que
ha dado la fama al recinto, por el del norte, menos conocido, es una delicia pasear,
el recorrido se hace por un camino muy cómodo y arreglado y alguna de las
estelas que encontramos a nuestro paso, aunque tumbadas la mayoría, son
espectaculares. Entre los dos parques está el museo, al menos de momento, pues
parece que debajo del mismo podría haber un importante yacimiento arqueológico.
Los primeros
occidentales que dejaron un relato escrito de las estelas fueron P. Francisco
Álvarez, que visitó Axum en 1520. Le impresionaron “las piedras que se alzaban
y otras en el suelo, muy grandes y bellas, y repletas de hermosos diseños”. Un
documento
etíope incluido en el llamado Libro de Aksum que se remonta al siglo XVII habla
de 58 obeliscos, algunos caídos y otros en pie. Álvarez dice que
unos estaban sin trabajar y algunos fueron tallados. La primera misión
arqueológica data de 1906 y enumeró 78 estelas en la zona norte de la ciudad, muchas
otras fueron descubiertas más recientemente, por lo que el total hasta hoy es
de unas 120.
En la primera
mitad del siglo XVII, los padres Barradas y D'almeida sugirieron que la función de las estelas podría apuntar como marcadores o emblemas del
entierro de Reyes y altos dignatarios. Mausoleos en la zona dan credibilidad a
esta interpretación. Otra
hipótesis apunta a que estos monumentos querían ser una demostración del
poderío de quien los erigía. Aunque una asociación directa entre las
estelas y las tumbas no está apoyada por pruebas concluyentes, existe
actualmente un amplio consenso en que las estelas marcan las tumbas de los
reyes aksumitas y los señores
principales. A mayor poder, mayor era el tamaño
de la estela. Las seis estelas más grandes y elaboradas confirman lo dicho.
La teoría más
comúnmente aceptada de su propósito funerario establece las estelas aksumitas
en una tradición mucho más antigua, la del África del noreste, que se remonta por lo menos a dos milenios o más antes de
Cristo en Egipto. Lo extraordinario
de las estelas aksumíticas es la peculiaridad de su estilo. Su diseño de torre
de varios pisos, único en el mundo, con puertas, ventanas, vigas que sobresalen
-conocidas comúnmente como cabezas de mono- y otros detalles arquitectónicos
todos tallados de forma magistral en un enorme monolito de granito. La torre, con
trece pisos para la estela más grande, representaría el palacio de los dignatarios
fallecidos o, según otra interpretación una simbólica escalera al cielo. Otra característica
particular de las estelas aksumíticas más elaboradas es la forma semicircular
de su zona superior. Probablemente, una
placa de metal estaba
montada en sus dos lados principales, como se intuye por
las superficies de inserción y los orificios que la atraviesan. En medio de las
especulaciones alimentadas por el diseño misterioso de esta parte superior de
forma circular, durante los siglos pasados, en 1893 el arqueólogo inglés
Theodore Bent lo interpretó como representación de Beth-el, la casa de Dios, terminando
en el firmamento, en que el sol sabeo-Dios, supuestamente reside. El hallazgo
reciente en la tumba de los Arcos de Ladrillo de una placa circular con la efigie
de un rostro humano posiblemente realizada para la zona superior de una estela
sugiere también la hipótesis de una representación de la persona a la que se
dedicó el monumento.
Existe cierta
incertidumbre sobre el origen de las estelas. Según una tradición
local recogida a principios del siglo XIX, la fecha de las estelas
coincide con el reino del rey Ezana (Siglo IV). Las excavaciones
llevadas a cabo en la década de 1970 demuestran que la
zona central del parque se utilizó como
cementerio durante al menos los siglos I o II antes de Cristo.
Los arqueólogos parecen estar de acuerdo en la
teoría de que las estelas evolucionaron a partir de piedras más o menos simples
en su trabajo de talla en sus primeras manifestaciones a los enormes monolitos elaborados
del siglo IV. La gran mayoría de
las estelas Aksumitas se remontan al Aksum pre-cristiano. Aksumitas
cristianos pueden haber seguido la tradición para marcar las tumbas
subterráneas con
estelas hasta el final del siglo IV o
principios V.
Los monolitos de
Axum están hechos de bloques de granito extraído de varias canteras
relativamente cercanas a la ciudad. Una de las
canteras está en la llamada colina de Gobedra, esta podría haber servido para la
construcción de las estelas más grandes, como sugiere la presencia de monolitos
toscos e inacabados. La Piedra fue muy
probablemente extraída usando una técnica que consistía en hacer agujeros en la
roca, poniendo cuñas de madera secas en ellos, y luego vertiendo agua sobre las
cuñas con el fin de hacerlas hinchar y así dividir la roca. Una vez extraídas,
las enormes piedras tenían que ser transportadas al destino escogido, sin duda
una tarea extraordinaria ya que las estelas llegaban a pesar hasta 517
toneladas. Una tradición local
habla del uso de elefantes. Los arqueólogos manejan
la hipótesis de que los monolitos - aún
en un estado inacabado - fueron transportados de la cantera primero por medio
de deslizamientos, y luego usando maderas a modo de trineos o rodillos. Una vez en su
lugar y terminada su elaboración, quedaba la tarea extremadamente difícil de su
erección. En la década de
1990, un estudio arqueológico del subsuelo que
albergó la estela que Musolini hizo llevar a Italia y hace unas décadas el
gobierno de este país devolvió a su lugar, aporta luz en esta tarea y sugiere
cómo se levantaron:
Primero, se fija una
losa de piedra horizontal en una cimentación enorme. Sobre eso, se crea
una base adecuada con foso en el lugar donde la estela debe levantarse. La segunda fase
consiste en construir una rampa suficientemente larga sobre la cual colocarla. Entonces, por
medio de cuerdas, la estela se mueve horizontalmente y al mismo tiempo se eleva
suficientemente para permitir que su base se deslice al foso de cimentación por
la fuerza de la gravedad. Finalmente, el
monolito se endereza y se mantiene en la
posición llenando el hoyo con piedras, que son rematadas por las placas de
base de piedra.
En la búsqueda de
razones de las estelas caídas, han sido culpados por fuentes etíopes y
occidentales durante los últimos siglos, la reina extranjera Judith (Gudit),
los invasores musulmanes y diversos terremotos. La verdadera causa
todavía está envuelta en el misterio La de mayor tamaño, parece bastante claro
que debió caer cuando intentaban levantarla. El motivo más claro es la
desproporción entre su altura y la base que debía sustentarla. Otras como la
estela que se llevaron los italianos parece claro que fueron derribadas de
forma intencionada mucho después de que fuera erigida.