Quizás a muchos les sorprenda, pero España y Etiopía tenemos muchas cosas en común. Para no extenderme demasiado... que me conozco... me voy a ceñir a un personaje español del siglo XVI.
Pedro Paéz nació el año 1564 en un pueblo de Toledo que ahora se llama Olmeda de las fuentes.
Sus tiempos de estudiante en los jesuitas coincidieron con la gran expansión misionera de la orden por el mundo y por un especial interés del rey Felipe II por revitalizar la evangelización en Etiopía además de por puros intereses estratégicos que aquí no nos interesan.
En 1588 Paéz es enviado a la misión de Goa en la India y un año más tarde es ordenado sacerdote y enviado junto con el P. Montserrat a Etiopía. Antes de llegar a su destino fueron capturados por los turcos y estuvieron cautivos siete años. El propio Felipe II pagó su rescate y en Mayo de 1603 vuelve a intentarlo, esta vez en solitario, pues el P. Montserrat muere poco después de su liberación.
El P. Páez llega por fin a Etiopía y en un año ya tiene acceso a la Corte y al mismísimo emperador Za Denguel. Fue con el sucesor de éste, el Emperador Susinios, con quien entabló una fuerte amistad, hasta el punto que llegó a ser uno de sus principales consejeros y como no, su padre espiritual.
La religión propiamente de los etíopes es la ortodoxa, pero este rey se convirtió y convirtió su reino a la iglesia católica... tampoco aquí voy a extenderme... aunque me gustaría... Páez vivió 19 años en Etiopía y murió poco antes que Susinios, el cual no superó la muerte de su amigo.
¿Por qué Páez escribe esta historia de Etiopía?
El año 1620 se publica en Valencia un libro del dominico Fray Luis de Urreta hablando "de las cosas políticas e eclesiásticas del imperio Etíope" basado en lo que le contó un tal Juan Baltasar, natural de Fatagar en "Abisinia". Este Juan Baltasar, tenía, tal y como lo describe en el libro "una imaginación muy viva y una lengua muy ágil", y se encontró con este fraile cuya credulidad no tenía límite.
El libro parece que fue popular en la época y se le dio crédito, cosa que parece no gustó demasiado a los jesuitas, porque entre otras cosas empañaban el honor de la compañía.
Era necesario pues que se diera a conocer la verdad sobre Etiopía, y creyeron que no había nadie más indicado que el P. Pedro Páez.
El volumen de casi 1300 páginas (si entráis en Amazon podéis ver otras versiones) es una maravilla. Páez no habla de oídas, estuvo allí y estuvo junto al emperador en un puesto privilegiado. Tuvo acceso a todo tipo de documentación histórica y a las tradiciones que no solo conoció por lo que otros le contaron, sino que las vivió en primera persona durante 19 años. También a mí me resultan extremadamente interesante las descripciones que hace de lugares e iglesias y palacios, pues nos da una idea de como eran en aquella época.
Creo que para los que amamos Etiopía es un ejemplar indispensable en nuestra biblioteca.