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IGLESIA GÄNÄTA MARYAM (una de las iglesias cercanas a LALIBELA en Lasta)

Gännäta Maryam se encuentra justo al sur de las donde nace del río Takezze, a unos 17 kilómetros al sureste de Lalibela. Thomas en lugar de alquilar el servicio de un coche decidió que fuéramos en tuctuc, un triciclo motorizado, que si bien resulta más incómodo, también es verdad que te integra en mayor medida en la vida cotidiana de las gentes del lugar y facilita el que en un momento determinado puedas parar para disfrutar del paisaje o echar cuatro fotos.

Esta zona perteneció al territorio histórico de Lasta, hogar del grupo étnico agaw, de habla cusita rodeado de grupos étnicos mayoritariamente semíticos como los amhara al sur y los tigriños al norte. Aunque se desconocen los límites precisos del territorio Agaw, comprendía el área alrededor de Lalibela, que posteriormente fue la sede de la dinastía Zagwe. El límite sur de la región Agaw era probablemente la cabecera del río Takezze o el macizo más allá de ella, que divide la región del reino histórico de Shewa, poblado por pueblos amáricos.



El nombre de Gännäta Maryam puede traducirse por “jardín de María”, parece ser que fue rebautizada, pues originariamente estuvo dedicada a Abba Mäṭṭaʿ, un monje egipcio del monasterio de San Pacomio, quien introdujo el monacato en Etiopía. Un retrato suyo aparece en el muro este del santuario. Una inscripción sobre él dice: "¡San Abba Matta! Intercede y ruega por nosotros y por quienes adornaron tu casa con las imágenes de los santos".
A Gannata Maryam en la Dersana sobre Urael (homilía sobre el arcángel Urael) se la conoce como Monasterio de Yɘkuno Amlak, lo que indica que Yɘkuno Amlak habría dotado a la iglesia de un monasterio, pero hoy en día no hay ningún rastro del monasterio. Como curiosidad comentar que en el libro de Enoc, un libro apocalíptico del Antiguo Testamento muy apreciado en la iglesia etíope, Urael es uno de los ángeles que guían a Enoc a través del cosmos. En una vieja Homilía sobre Urael, el arcángel llegó al lugar de la crucifixión del Señor y recog parte de la sangre de Cristo en un recipiente. Luego se dirig a Etiopía, donde se movió por el país tal como había guiado a Enoc a través del cosmos, y con gotas de esta sangre santificó lugares que se convertirían en plazas de importantes iglesias y monasterios. Por lo tanto, el texto describe un acto de cosmogénesis sagrada, en línea con la creencia de los etíopes de que su país es la nueva tierra prometida. No es pues de extrañar que tanto el rey como sus valedores eclesiásticos, para dar la más alta legitimidad a su iglesia la relacionaran con esta homilía. Si bien la redacción final data del reinado de Manuel II (1889-1913). En el proemio, la obra se atribuye a un tal Tewodotos, «hijo» de los arzobispos de Bɘhnɘsa, discípulo de Abrokoros, quien a su vez fue discípulo de Juan el Evangelista, «el amado del Señor» (con su discípulo Prócoro). 


Una vez llegamos al lugar, alguien avisa al monje encargado de abrirnos la iglesia y darnos las explicaciones oportunas. Estos monjes no siempre viven junto a la iglesia y hay que esperar a que el buen hombre llegue. Mientras tanto aprovecho a dar una vuelta por los alrededores. En un peñasco cercano, algo más elevado hay tres chozas no muy grandes donde hacen vida comunitaria un grupo de monjes. Estos no reciben salario de la iglesia, apenas algo de legumbres y poco más, por eso no desperdician la ocasión de pedir limosna a todo aquel que se acerca a la comunidad. Otros monjes, como el que nos hizo de guía, viven en el pueblo cercano con su familia y poseen una pequeña parcela que cultivan para su subsistencia. Además se benefician de la obligada propina que debes darle, precio de visita a la iglesia aparte. 
Como en todos lados, hay monjes que se desviven por hacerte sentir cómodo y darte todo tipo de explicaciones y hay otros que en lo único que están interesados es en que les des dinero y te enseñan lo justito y de forma parcial lo que está bajo su jurisdicción. Digo esto no por el monje que me atendió, que fue extremadamente bueno y generoso, lo digo por el monje del monasterio de Abba Garima que también visité, rompiendo todas las buenas expectativas que tenía, después de mucho tiempo estudiando su historia y sus famosos evangelios ilustrados, los más antiguos de este tipo conservados del mundo. Pero bueno, de este monasterio hablaré en otro artículo del blog.

En este peñasco, detrás del muro están las chozas donde hacen vida los monjes
Detrás del muro encontramos las tres chozas donde los monjes hacen vida comunitaria

La iglesia

No cabe duda de que el rey Yǝkunno Amlak financió como mínimo gran parte de sus pinturas, lo que no sabemos con seguridad es si patrocinó la construcción del edificio o si hizo suya una iglesia ya existente, tal vez erigida por los gobernantes Zagwe que acababa de derrocar. El peñasco donde viven los monjes, es un sitio privilegiado desde donde podemos intuir como debió haber sido el trabajo de excavación del complejo. Tal como muestra la fotografía se excavó una trinchera en la ladera, dejando un muro grueso de la misma como linde exterior, la trinchera se ensanchó para por un lado formar el patio que rodea a la iglesia y por otro delimitar el perímetro de la misma. El grueso del muro exterior también permitió que pudiera ser excavado (del patio hacia el muro) para crear pequeños habitáculos con diversos fines.


Al interior del complejo se accede por un pasaje cerca de su esquina suroeste, y su entrada exterior está marcada a ambos lados por una gran cruz latina tallada en la pared rocosa.  


En el muro oeste de la zanja se han excavado dos estancias abiertas, la más grande con una columna central excavada en la roca. Si visitas la iglesia temprano por la mañana, podrás ver y oír a los dabtaras tocando sus tambores y sacudiendo sus sistros en estas salas.


El edificio de la iglesia, siguiendo la tradición aksumita se asienta sobre un podio. En las puertas norte y sur se le hizo un rebaje. Más que de una característica original, podemos pensar que fue un refinamiento posterior. También observamos en puertas y alguna ventana lo que se conoce como cabeza de mono, que no son más que imitaciones de los salientes de vigas en los ángulos de puertas y ventanas, pero en este caso de iglesia excavada, su función es puramente decorativa. Una de las características de Gänäta Maryam es su columnata externa de pilares de sección rectangular que recorre los cuatro muros y recuerda a las que rodean la iglesia de Medhane Alem en Lalibela. La columnata de Gänäta Maryam no tiene la finura de la de Medhane, es mucho más tosca. Su irregularidad provocó desajustes con la ubicación de las puertas de la iglesia. Todo esto me hace pensar que quien la construyó no tenía los conocimientos ni la experiencia de los constructores de Lalibela. ¿Quizás la erosión la ha perjudicado en mayor medida? ¿Es debido a que -contrariamente a la opinión generalizada- se construyó con anterioridad y los constructores aún no habían alcanzado el nivel de ejecución del complejo de Lalibela? ¿Quizás los trabajadores que edificaron las iglesias de Lalibela no formaron parte del equipo que excavó esta iglesia? Otra diferencia que encontramos respecto a la iglesia de Lalibela es su menor tamaño.

Ambas aguas del tejado están talladas para representar una arcada de cuatro arcos. Cada arco enmarca una cruz latina, del mismo estilo a las talladas en la pared rocosa al lado de la entrada al patio. A diferencia de las arcadas con cruces del tejado de Medhane Alem en Lalibela, estas arcadas no están alineadas con las naves de la iglesia, ni siquiera coinciden en número.

La decisión de construir o apropiarse de una iglesia que replicara las características de Medhane Alem (la iglesia más importante de Lalibela y el bastión religioso de los Zagwe) quizás se debió al deseo de Yǝkunno Amlak de consolidar sus ambiciones dinásticas.

Al reclamar Gännätä Maryam como su fundación, Yǝkunno Amlak se ponía a la par de sus predecesores Zagwe y, más significativamente, de los gobernantes de Aksum, que convertidos al cristianismo en el siglo IV, hicieron construir la catedral de Santa María de Sión. La iglesia de Medhane Alem, se ha presentado como una réplica de Santa María de Sión, por lo que podemos deducir que si Gänäta Maryam fue para el rey Yǝkunno lo que Medhane para la dinastía Zagwe, ambas casas monásticas reclamaban para sí la herencia del imperio Aksumita, que los etíopes entroncan ni más ni menos que con la reina de Saba y el rey Salomón. Para construir el relato de su legitimidad destronando a la dinastía precedente, argumentó que era descendiente de los antiguos reyes aksumitas, mientras que según él, la monarquía Zagwe era una monarquía usurpadora.  

El interior de la iglesia es de tipo basilical y en parte se corrigieron los desajustes externos para formar un plano lo mas rectangular. Consta de una nave central y dos laterales separadas por dos filas de cuatro columnas rectangulares Tiene cuatro tramos de profundidad y un santuario en su extremo oriental, es decir en el extremo este, siguiendo las normas de la iglesia ortodoxa conformando la parte más sagrada de la iglesia (maqdas) donde descansa el tabot. En esta iglesia solo hay uno y está dedicado a Santa María. El tabot es una tabla de madera o una losa de piedra que representa las Tablas de la ley de Moisés y es lo que santifica y da nombre a la iglesia.

A ambos lados de la entrada hay un muro de altura completa que une el muro exterior con el primer par de columnas, creando así un vestíbulo. Las columnas carecen de base, pero presentan pseudocapiteles de ménsulas talladas e impostas, del tipo que abunda en las iglesias monolíticas de Lalibela. Las columnas están conectadas entre sí mediante arcos.   

No hay mas decoración tallada que la descrita salvo las cruces latinas del exterior de las que ya he hablado. Muros y arcos exhiben pinturas sobre un enlucido de cal. Creo recordar que alguna columna en alguna de sus caras carecía de ellas, quizás con el paso del tiempo estas han desaparecido. Algunas de las pinturas como en la de las Diez vírgenes la escena se despliega en dos paredes contiguas. Incluso alguna pintura lo hace en dos caras de una misma columna. Hasta donde yo sé, no hay evidencia concluyente de que las pinturas fueran ejecutadas todas al mismo tiempo (hay estudiosos que hablan de dos o tres periodos), o que ellas y las inscripciones que las acompañan sean efectivamente contemporáneas a la excavación de la iglesia. La doctora Ewa Balicka apunta que probablemente las pinturas son obra de pintores egipcios, pues están representados un número importante de padres y madres del desierto de este país. Si no fueron egipcios, podrían ser etíopes formados por egipcios. El estilo presenta pues similitudes con la pintura copta y siria contemporánea, reflejando influencias de estilo del arte árabe cristiano. El caso mas evidente es la posición que adoptan los personajes que están sentados: Al estilo oriental sobre asientos bajos llenos de almohadones. Las pinturas exteriores de la iglesia probablemente se añadieron en varias etapas entre finales del siglo XIV y el Siglo XX.

 Jacopo Gnisci en un artículo espléndido, a partir de una de las pinturas donde aparece el rey Yɘkunno Amlak y dos clérigos junto con una inscripción, desarrolla todo un estudio sobre su reinado y la relación con el clero contemporáneo. Nǝḥyo Bäkrǝstos y Mäḥari Amlak son los dos acompañantes que al estar junto al rey, nos dan a entender que fueron figuras relevantes tanto en el reinado como en la iglesia. El rey aparece sentado, cosa que sorprende, pues en principio solo se pintan de este modo a Jesucristo, la Virgen María o personajes bíblicos extremadamente relevantes como puede ser el rey David. Podemos imaginar que los fieles más estrechamente vinculados a la corte del emperador no objetaron tales muestras de arrogancia, pero ¿Qué pasó con aquellos grupos monásticos que apoyaron la resistencia zagwe, que se opusieron a Yǝkunno Amlak, o con aquellos individuos que el cambio de poder les perjudicó? Y sobre todo, ¿Qué debían pensar los santos monjes que esperaban que la iglesia fuera solo y únicamente un centro de oración y culto? Sin duda, estas últimas facciones no aceptaron de buen grado al nuevo monarca e intentaron en la medida de sus posibilidades boicotear la nueva realidad.


Yǝkunno Amlak y los dos clérigos Bäkrǝstos y Mäḥari Amlak

El resto de pinturas representan escenas tanto del Nuevo Testamento como del Antigüo, así como santos venerados en Etiopía.  

Siguiendo al sr. Gnisci, abordaré el tema de la pintura del rey Yekunno Amlak. Fundamentalmente, la pintura está acompañada por una inscripción que nos permite identificar la figura en el centro como el emperador y las dos figuras que lo flanquean como aliados eclesiásticos.

El retrato de Yǝkunno Amlak se sitúa en la cara este del pilar norte central de la nave. Dado que la mayoría de las imágenes de Gännätä Maryam están cuidadosamente colocadas en relación con su entorno espacial para transmitir mensajes, podemos suponer que su ubicación no es accidental. De hecho, la posición de esta imagen, hace que mire hacia el santuario donde se lleva a cabo la Divina Liturgia. Desde este punto estratégico particular, el rey, a través de su imagen pintada era visto por los sacerdotes oficiantes que se beneficiaban de su patrocinio y que lo habrían recordado en sus oraciones incluso después de su muerte, según una práctica cristiana etíope bien establecida.  

 La inscripción sobre el retrato de Yǝkunno Amlak nos da una valiosa información respecto a la construcción y el apoyo de los eclesiásticos que contribuyeron a su consecución:

Al dar gracias a Dios, soy yo quien ha construido [esta iglesia], [yo] Yǝkunno Amlak, a quien Dios hizo rey por Su [buena] voluntad. Mi padre, Nǝḥyo Bäkrǝstos, fue mi valedor para que esta iglesia se construyera en nombre de Mäṭṭaʿ. Que Dios tenga misericordia de mí en el Reino de los Cielos con mis padres Mäḥari Amlak y Nǝḥyo [Bäkrǝstos].

La inscripción enfatiza que estamos ante alguien «a quien Dios hizo rey». El hecho de que Nǝḥyo Bäkrǝstos y Mäḥari Amlak flanqueen al emperador también es significativo en varios aspectos, principalmente para reforzar su autoridad sacra. No olvidemos lo leído mas arriba, Yǝkunno necesitaba legitimarse como rey, pues había derrocado una monarquía que reinó durante unos tres siglos.

 De las docenas de figuras sagradas que aparecen en Gännätä Maryam, la gran mayoría se muestra de pie, mientras que aquellas a las que se les concede el privilegio de estar sentadas o entronizadas son comparativamente pocas y de alto estatus: Jesucristo, la Virgen María y el rey David, así como una tercera figura, Tǝḫrǝyännä Maryam, probablemente la esposa de Yǝkunno Amlak, además del propio rey.

Los primeros artistas cristianos salomónicos eran extremadamente conscientes de la importancia de mostrar respeto a Dios en su obra. En consecuencia, en la pintura de este período, Jesús siempre se distingue de otras figuras en virtud de su tamaño, posición o atributos. La imagen de Yǝkunno Amlak, sentado en un trono, debió haber sido escandaloso para algunos fieles contemporáneos. La decisión de mostrar al emperador y a algunos miembros de su familia no como suplicantes, sino como poderosas figuras políticas con derecho a ser equiparados visualmente con Cristo y la Virgen María pudo haber sido contraproducente. Si bien su intención pudo ser la de satisfacer la necesidad de reforzar el estatus de Yǝkunno Amlak como fundador dinástico, la falta de imágenes tan descaradamente panegíricas en los siglos posteriores a su reinado sugiere que este enfoque representativo no tuvo una aprobación generalizada.

 El texto especifica que Nǝḥyo Bäkrǝstos, una figura eclesiástica por lo demás desconocida, actuó como valedor de Yǝkunno Amlak en la decoración y construcción de Gännätä Maryam y que a través de esta donación, el emperador, junto con los dos clérigos que lo flanquean aspiraban a mejorar sus propias posibilidades de salvación.

Contemplando las otras imágenes podemos intuir que la iglesia fue construida por el rey con el fin de obtener la gracia y misericordia divinas una vez fallecido, pues la mayoría de las escenas giran en torno a los temas de redención e intercesión. Junto a las pinturas de algunos de los santos encontramos inscripciones de oraciones de súplica que dan fe de la creencia en el poder de la intercesión.

Entre los entendidos existe el debate de quiénes eran los beneficiarios previstos de estas oraciones.

Por un lado hay quien dice que los textos hacen una referencia expresa a los patronos de Gännätä Maryam —Yǝkunno Amlak, Nǝḥyo Bäkrǝstos y Mäḥari Amlak. Otros se decantan por creer que en realidad es una alusión más genérica a la comunidad de fieles que asistían a la iglesia.

Encontramos otras inscripciones que específicamente hacen mención a Yǝkunno Amlak y miembros de su familia y séquito mostrando aquí que el emperador y sus allegados eran los que obtenían algún beneficio espiritual al financiar la decoración de la iglesia.

 Una de estas inscripciones se encuentra sobre un retrato equestre:

«San Merkorios, mártir de Cristo, reza y suplica por Yǝkunno Amlak y Nǝḥyo Bäkrǝstos, Amén»  

 La oración, al igual que otras en la iglesia, está escrita en una letra grande, lo que indica que estaba destinada a ser vista y leída. El contenido y la legibilidad de la inscripción sugieren que los fieles que sabían leer estaban llamados a desempeñar un doble papel al contemplarla: por un lado, el recuerdo del rey cada vez que su vista se cruzaba con el texto y por otro, activar el poder intercesor de las imágenes dirigiendo oraciones hacia ellas, leyendo sus inscripciones en voz alta y realizando actividades devocionales en la iglesia. A este respecto, vale la pena señalar que los pintores de Gännätä Maryam pueden haber sido intencionalmente ambiguos sobre los referentes de la mayoría de las oraciones, ya que el uso de un pronombre que lo abarca todo como "nosotros" llama a los fieles a la acción religiosa al recordarles que ellos también podían obtener bendiciones a través del culto individual y colectivo.

Monarquía e iglesia hacían un tandem perfecto en defensa de sus intereses y privilegios. Determinados monasterios podían apoyar a un monarca u otro pretendiente al trono en función del trato recibido por este, incluso podían llegar a cambiar de “bando” si creían que esto les iba a aportar más beneficios. De ahí que el rey en un juego de intereses por mantenerse en el poder, regalara tierras y otros beneficios a determinados monasterios e iglesias, como es el caso de Gännäta, en detrimento de otras que quizás podían ejercer menos influencia o le eran abiertamente hostiles.

No hay que olvidar que en esta época, el clero tenía una importante influencia sobre la población, lo que les daba todavía más fuerza.

 Sobre la base de lo que sabemos sobre la fundación de iglesias por mecenas adinerados durante el período salomónico temprano, es muy posible que Yǝkunno Amlak también proporcionara tierras a Gännätä Maryam para sostener a su clero y al menos algunos objetos, muebles y libros para poder funcionar como lugar de culto.


Vamos ahora a repasar algunas de las pinturas y sus características.

En primer lugar decir que todas se presentan en forma plana, sin intentar crear ningún efecto de volumen o perspectiva. Son dibujos lineales. La gama de colores se limita a tonos ocres de marrón y rojo, verde y azulado. Posiblemente alguno de estos colores se halla degradado siendo en su origen diferente. Existe una clara similitud entre el estilo de representación de las figuras santas de pie en Gänäta Maryam y las de los santos pintados por el maestro copto Teodoro (1232-1233) en la iglesia de San Antonio en el Mar Rojo. En ambas iglesias, las figuras están encerradas dentro de un arco y con las manos unidas en súplica frente al pecho, un gesto común en el arte copto.

Como ya se ha comentado, las pinturas, catequéticamente hablando, tocan el tema de la redención y la intercesión.  

Vemos la representación de las cinco vírgenes prudentes y las insensatas de las que nos habla el Evangelio de Mateo (Mt 25,1-10), una escena estrechamente relacionada con el Juicio Final, ya que enseña la responsabilidad personal por nuestra condición espiritual.


Algunas de las vírgenes de la parábola de las diez vírgenes

Debajo de las vírgenes prudentes se encuentran una figura ecuestre de Kwelsewon y su madre, Tahrayanna Maryam, sentada. A la derecha hay una figura de pie sosteniendo una cruz, cuya identidad no se puede identificar porque el nombre que aparece sobre él ha sido borrado. Debajo de las vírgenes insensatas hay una pintura de Adán y Eva, con la serpiente representada casi como un poste vertical junto a Eva. Esta última pintura no la logro identificar entre las fotos que disparé, la información me la da el libro de M.ª José y Bob Friendlander “Hidden Treasures of Ethiopia”. 

Kwelsewon y su madre, Tahrayanna Maryam

La siguiente foto, aunque no estoy muy seguro, representa a Santa María la egipciaca, en la que me voy a entretener a contar su historia, pues entra dentro del cuadro catequético de intercesión y redención de forma clara:

Una tradición del siglo V cuenta que un santo sacerdote de nombre Zósimo, después de pasar muchos años como monje en un monasterio de tierra santa, tomó la decisión de ir al desierto de Judah a pasar los últimos años de su vida, junto al río Jordán. Estando allí un día apareció una persona extremadamente delgada. El santo le preguntó si era un monje y ella le respondió que era una mujer que había venido a vivir al desierto para hacer penitencia por sus pecados. Se fugo de casa con doce años y desde entonces llevó una vida desenfrenada y lujuriosa. No solo cometió todo tipo de impurezas, sino que también corrompió a muchas personas. En cierta ocasión, aprovechando que un grupo de peregrinos iba de Egipto a Jerusalén, se unió a ellos. Su intención no tenía nada que ver con la religiosidad, sino más bien se lo tomó como un viaje de placer y diversión.

Cuando el grupo llegó al santo Sepulcro, todos pudieron entrar menos ella. Una “mano” la detenía con gran fuerza y la echaba a un lado. Esto le sucedió hasta tres veces, y finalmente una voz le dijo:

“Tú no eres digna de entraren este sitio sagrado, porque vives esclavizada al pecado”. Ella se puso a llorar y al levantar los ojos, cerca de la entrada vio una imagen de la Santísima Virgen. Se arrodilló y le dijo:

“Madre, si me es permitido entrar en el templo santo, te prometo dejar esta vida de pecado dedicando el resto de mis días a la oración y penitencia”.

Algo dentro de ella le hizo sentir que Nuestra Señora aceptaba su promesa, trato de entrar de nuevo en el templo del Santo Sepulcro y esta vez si le fue permitido. Lloró largamente por sus pecados y estando en oración, escuchó una voz que le dijo: “En el desierto más allá del Jordán, encontrarás tu paz”.

Así, María egipciaca se fue al desierto y allí estuvo por 40 años rezando, meditando y haciendo penitencia. Durante 17 años vivió atormentada por la tentación de volver otra vez a Egipto a dedicarse a su vida anterior de sensualidad, pero un amor grande a la Santísima Virgen le obtenía fortaleza para resistir a las tentaciones. Y Dios le revelaba muchas verdades sobrenaturales cuando ella estaba dedicada a la oración y a la meditación.
Hizo prometer al santo Zósimo que no contaría nada de esta historia mientras ella no hubiera muerto. Y le pidió que le trajera la Sagrada Comunión. Era Jueves Santo y San Zózimo le llevó la Sagrada Eucaristía. Quedaron de encontrarse el Día de Pascua, pero cuando el santo volvió la encontró muerta, sobre la arena, con esta inscripción en un pergamino: "Padre Zózimo, he pasado a la eternidad el Viernes Santo día de la muerte del Señor, contenta de haber recibido su santo cuerpo en la Eucaristía. Ruegue por esta pobre pecadora, y devuélvale a la tierra este cuerpo que es polvo y en polvo tiene que convertirse". El monje no tenía herramientas para hacer la sepultura, pero entonces llegó un león y con sus garras abrió una sepultura en la arena y se fue. Zózimo al volver de allí narró a otros monjes la emocionante historia, y pronto junto a aquella tumba empezaron a obrarse milagros y prodigios y la fama de la santa penitente se extendió por muchos países.

Siento no poder aportar una fotografía de esta santa. Las condiciones de luz de estas iglesias son complicadas para poder disparar y, aunque no recuerdo haber visto la escena, seguramente no la fotografié por estar escasamente iluminada. Con todo hay que decir que el buen monje me dio todas las facilidades del mundo para, desde el respeto al santo lugar, fotografiar todo lo fotografiable.


La siguiente pintura muestra las bodas de Caná. En algún lugar he leído que además del significado propio del evangelio, puede también representar un banquete del propio rey. Particularmente desconozco el porque de esta interpretación, pues una de los personajes se muestra claramente junto a las tinajas mirando en el interior de una de ellas.


Bodas de Caná

A la derecha, sobre el banquete de bodas, se encuentra una representación de Santa Anba Marina de Scetis con un niño pequeño a su lado. La vida de esta santa la encontramos en una leyenda del siglo IV. Cuenta que un tal Eugenio tras enviudar quiso entrar en un monasterio. Solo tenía una hija y para no separarse de ella, se la llevó consigo al monasterio haciéndola pasar por un chico.

La niña creció en la práctica de todas las virtudes monásticas, e incluso después de la muerte de su padre, siguió ocultando su identidad y progresando en la ascesis. Un día el superior le ordenó que acompañara a unos monjes de viaje. Durmieron en una posada donde también pernoctó un soldado que dejó embarazada a la hija del posadero. Esta acusó a Santa Marina de haberla dejado embarazada y el padre fue al monasterio a acusarla. Ella con humildad, no desveló su condición de mujer y no solo aceptó el verse expulsada del monasterio, sino que además crió al niño permaneciendo cerca del monasterio y viviendo del sustento de su trabajo como jornalero y algunas limosnas. En el monasterio al cabo del tiempo se apiadaron de ella (seguían pensando que era un varón) y le permitieron volver. Solo cuando murió, se descubrió toda la verdad. Aquel que ellos habían conocido como Marino, era en realidad Marina, y por supuesto no dejó embarazada a la hija del posadero.

Santa Anba Marina de Scetis

Otra pintura curiosa por lo que representa es la de San Jorge a caballo, después de rescatar al hijo de un tal Bifan.

Bifan y su esposa eran gente con recursos e hicieron levantar una iglesia en honor a San Jorge. El matrimonio no podía tener hijos y el santo en agradecimiento les obsequió con la paternidad. Al niño, como no podía ser de otro modo le llamaron Jorge. Los árabes siendo el niño ya mayor, declararon la guerra al rey y este le pidió a Bifan que mandara al joven al campo de batalla. Bifan lo llevó a la iglesia y lo puso bajo la protección de San Jorge. Los árabes lo cogieron cautivo y sus padres no dejaban de orar al santo por su liberación. La noche de la celebración de San Jorge, estando ellos en oración y su hijo en su cautiverio, apareció San Jorge a caballo en el campamento árabe y agarró a Jorge justo cuando estaba a punto de beber de una copa de vino. Lo montó en la grupa del caballo detrás suyo y acto seguido apareció en la iglesia que habían hecho construir sus padres llevando consigo esa copa de vino aún llena. Sus padres organizaron un banquete para celebrar la liberación de su hijo y el vino que sirvieron fue el que manaba de la copa, que no dejó de hacerlo hasta pasada una semana. El relato sigue, pero creo que ya me he extendido demasiado!

Jorge, el hijo de Bifan y San Jorge

En la siguiente pintura aparece Santa Sofía, cuyo significado es el de sabiduría y sus tres hijas Pistis, Elpis y Agapis (Fe, Esperanza y Caridad). Sofía está representada dentro de un arco a cada lado del cual están sus dos hijas adultas. Sostiene a la más pequeña sobre sus rodillas. La inscripción dice: "Santa Sofía con sus hijas, que sus oraciones nos lleven al cielo".

Santa Sofía y sus hijas

En lo alto de un muro adjunto podemos ver a Abba Minas con su lanza a la derecha y Abba Hor a la izquierda. Los separa una cruz teutónica y una abertura en la pared.

Abba Minas

Abba Hor, era hijo de un herrero, confesó su cristianismo y fue torturado. Llegó a convertir al gobernador y a su familia. El siguiente gobernador ejecutó a su predecesor y envió a Abba Hor de vuelta a Antinoe para su ejecución. Aquí se le representa con la mano derecha empuñando un tridente con una cruz en la empuñadura y con la izquierda estrangula a una serpiente con la boca abierta de la que asoma la cabeza cornuda del diablo. Esta imagen alude a un incidente de su leyenda que relata que, estando en el desierto, el diablo lo retó a conservar su santidad visitando Alejandría, una de las ciudades más pecaminosas. Abba Hor también era famoso por sus numerosas peregrinaciones a lugares santos, como lo refleja la inscripción que aparece sobre él en estas pinturas: «Abba Hor, el peregrino, cuando mató a la serpiente».


Abba Hor

Abba Minas es uno de los santos coptos más populares. Según su leyenda, murió bajo el emperador Diocleciano y su cuerpo fue trasladado a Alejandría. Su padre era gobernador de Frigia y su madre era estéril hasta que, por intercesión de la Virgen María, tuvo un hijo, Minas. Ella le enseñó las Escrituras y, a los once años, su padre falleció. Tres años después, su madre también falleció. Debido al afecto que le demostraba el gobernador de Frigia, abandonó el cristianismo. Pero cuando Diocleciano comenzó a perseguir a los cristianos, Minas se fue al desierto y oró. Vio los cielos abiertos y a mártires coronados, y una voz dijo: «Quien trabaje por el nombre de nuestro Señor Jesucristo recibirá esta corona». Regresó a la ciudad y se convirtió al cristianismo. El gobernador lo mandó torturar severamente y finalmente lo decapitó.  

 El sacrificio de Isaac. El texto dice: «Abraham e Isaac: aquí está el cordero».

Abraham es representado con la misma vestimenta monástica que los santos de esta iglesia. Es curiosa la posición de los pies de Isaac. Al igual que los representados en el arte egipcio, ambos pies se representan como el pie derecho.

 Sobre ellos, colgado de un árbol, está el cordero. Tanto el padre como el hijo están descalzos; los pies de Abraham, al igual que los representados en el arte egipcio, se representan como un pie derecho.

Abraham tiene en una mano un cuchillo y con la otra tiene cogido el cabello de su hijo de forma muy clara. Desconozco si representa algo, pero intuyo que no es un detalle secundario. Entre ellos se encuentra el altar. Justo encima de la cabeza de Isaac está el pobre carnero enredado en un zarzal según la Biblia, aquí versionado según el artista que lo pintó. La figura de Isaac tampoco se corresponde con la imagen bíblica, pues en ella está escrito que Abraham ató a Isaac y lo puso sobre el altar. El pintor pinta a Isaac de pie en el altar y con una mano señalando a su padre. En la pared contigua (a la izquierda de la foto), podemos ver dibujado al burro que cargó la leña del sacrificio y a la derecha, debajo de la zarza o árbol o lo que esté pintado un ave que imagino, como tantas veces he visto en Etiopía, está esperando su ración.


Aquí tenemos dos escenas, la de la izquierda es el Sacrificio de Abraham. A la derecha Dina consolando a su padre Jacob

Dina era hija de Jacob y su esposa Lea, y su historia se narra en Génesis 34. Dina, la hija que había dado a Lía a Jacob, salió una vez a ver a las mujeres del país. Siquén, hijo de Jamor el jivita, príncipe de aquella tierra, al vio, se la llevó, se acostó con ella y la humilló. Su alma se aficionó a Dina [...] Jacob oyó que Siquén había violado a su hija, pero sus hijos estaban con el ganado en el campo, y Jacob guardó silencio hasta su llegada.


Dina consolando a Jacob

Una pintura muy deteriorada de “la Entrada en Jerusalén” aparece debajo del óculo. Jesús monta un asno y está enmarcado por un baldaquín lineal color azul claro. En el extremo derecho, subido a un árbol, está Zaqueo. La Biblia lo menciona en Jericó, pero la tradición iconográfica etíope lo introduce en la escena del Domingo de Ramos:

Jesús entró en Jericó y estaba de paso. Había allí un hombre llamado Zaqueo, jefe de recaudadores de impuestos y rico. Quería ver quién era Jesús, pero como era de baja estatura, no pudo debido a la multitud. Así que corrió y se subió a un sicómoro para verlo, ya que Jesús venía por allí. Lc 19,1-4

La mala calidad de la pintura no da para más comentarios. Parece que halla un frasco en el vestido del personaje que hay justo detrás de la cola del asno, personaje que lleva una cruz procesional al igual que otro personaje que está delante del asno. Sobre las cabezas de los personajes que están a la izquierda de Zaqueo hay un texto que quizás podría aportar algo más de información.


En la siguiente foto podemos ver la Presentación del Niño Jesús en el Templo (Lucas 2,22). A la izquierda está representado Simeón, hombre justo y piadoso que esperaba la consolación de Israel y estaba en él el Espíritu Santo, quien le hizo la promesa de que no moriría antes de haber visto al Mesías del Señor. A continuación vemos al Niño Jesús que destaca por su aureola de colores y su túnica azulada San José lo sostiene en brazos. A su derecha están la Virgen María y Salomé (la madre de los discípulos Santiago y Juan).


San Merkorios es un santo muy querido en Etiopía. Se le representa siempre montado a caballo lanceando a Juliano el Apóstata. Sorprendentemente tanto uno como el otro adornan su cabaza con un nimbo, lo que sugiere que en esta iglesia el nimbo es un motivo decorativo más que un símbolo de santidad, seguramente influenciado por el arte árabe-cristiano importado de Siria o Egipto La inscripción sobre San Merkorios es una oración:

«San Merkorios, mártir de Cristo: suplica y ruega por Yekuno Amlak y Nehyo Bakrestos. Amén».


 A continuación, de la escena anterior vemos dos figuras: Moisés a la izquierda y una figura no identificada a la derecha.


A la izquierda Moisés, al que identificamos por las Tablas en sus manos

Las fotos siguientes nos hablan de un santo al que tengo especial simpatía, San Mamas al que en España conocemos más como San Mamés (según la tradición el que fue amamantado por ciervas). Los padres de este santo eran cristianos y fueron encarcelados. La madre estaba en cinta y dio a luz en la cárcel. La fecha del nacimiento fue hacia el año 259. No pasó mucho tiempo y sus padres murieron martirizados. El niño fue adoptado por una viuda de buena posición llamada Ammia que murió cuando Mamas contaba apenas 15 años, dejando al joven heredero de su hacienda.

A Ewa Balicka-Witakowska, voz más que autorizada en el tema, le parecen mas que ciervas amamantando a sus crías, búfalas africanas, con sus características jorobas. Podría ser que el pintor hiciera una adaptación para facilitar la catequesis.

El gobernador de Cesarea (Turquía) sometió a tormentos al santo para que abdicara de su fe, al no conseguirlo, lo envió al emperador Aureliano que le sometió a nuevas torturas. Existen diferentes versiones sobre su muerte. Unos dicen que cuando fue enviado al circo a morir devorado por los leones estos no le atacaron, sino más bien se le sometieron, entonces para acabar con su vida le atravesaron el abdomen con un tridente, y el joven herido de muerte pudo llegar hasta una cueva cercana al circo, donde murió y fue elevado al cielo por los ángeles. Otros dicen que murió atacado por los leones. Sea como sea, dió su vida defendiendo la fe. Leo también que predicaba a los animales y que siempre era acompañado por un león. La imagen de San Mamas junto al león camino a comparecer ante los jueces está situada cerca de de una de las puertas, por lo que pudiera tener una misión protectora ante el mal olas influencias malignas.

San Mamas y el león

 La leyenda de San Mamas ocupa tres pinturas. Todas representan los acontecimientos que precedieron a su muerte. Es gracias a las inscripciones que los estudiosos han podido desentrañar la historia.

A la izquierda de una ventana cruciforme se ven varias ciervas con sus crías. La historia cuenta que San Mamas hizo queso con leche de ciervas y se lo dio a los pobres. A la derecha de la ventana hay dos hombres, con los brazos entrelazados. Representan a soldados del emperador enviados para capturar al santo, quienes, al escucharlo predicar entre las fieras, se convirtieron al cristianismo. Sobre la ventana se encuentra una cruz teutónica.

En esta pilastra, se representa a San Mamas cabalgando sobre un león camino a Cesarea (actual Kayseri, en Turquía) para comparecer ante sus jueces.

Los soldados del emperador que acaban convirtiéndos

Como curiosidad comentar que los peregrinos que venían a Compostela fueron los que difundieron su culto en España y que en Bilbao en la Santa y Real casa de Misericordia se conserva una preciosa estatua de este joven mártir. Este fue el convento de San Mamés y en su capilla se conserva la reliquia de un supuesto fragmento de su cráneo. En la parroquia de Santa María Magdalena de Zaragoza tienen como reliquia la cabeza del santo.

Expulsión de los mercaderes y purificación del Templo

Esta fotografía muestra la escena de Purificación del Templo por Jesús y la expulsión de los mercaderes (San Juan 2,13). El templo está a la derecha con palomas posadas en su tejado. A la izquierda, la imagen muestra a un mercader huyendo de Jesús, si pudiéramos ampliar la visión veríamos a dos. 

Los sofitos de los arcos también andan bien surtidos de imágenes. Santos, ángeles, figuras geométricas y dos soles antropomorfos son algunas de las pinturas que se pueden ver.

En el centro del sofito podemos ver el sol rodeado de una estrella de 8 puntas

En el mismo sofito donde aparece un sol rodeado de una estrella de ocho puntas encerrado en un círculo, encontramos las figuras de Abba Pantalewon y Abba Sinoda. El primero sostiene en su mano una cruz, simbolizando su espíritu misionero. Formó parte del grupo de los Nueve Santos que en el siglo V huyendo del emperador Bizantino por su disconformidad con lo acordado en el Concilio de Calcedonia se refugiaron en Etiopía.

Abba Sinoda fue abad del monasterio Blanco en el Alto Egipto y reformador del monacato copto. Redactó cánones para monjes, monjas y laicos; y asistió al Concilio de Éfeso (431).

Bueno, voy dando por acabado este trabajo, cuya intención era dar a conocer un poco esta iglesia de la que tanto había leído y tantas ganas tenía de conocer y al final la cosa se ha alargado más de lo previsto y menos de lo que me gustaría añadir. 

No quisiera acabar sin antes comentar que a la entrada se encuentran representados los fundadores del monacato anacoreta: San Antonio y San Macario. Se miran uno frente al otro porque según la tradición monástica, Macario visitó a Antonio antes de la muerte de este último y recibió de él una vestimenta monástica.

Por último subir esta foto de estos dos elefantitos que si bien, no son pocos los animales que aparecen en las distintas escenas, lo que daría para otro artículo, no te dejan indiferente cuando los descubres. Quizás utilizaron elefantes en distintos trabajos durante la excavación... a saber...





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